Por Kokó México
Guanajuato se ha consolidado como una tierra de vinos de alta calidad, con aromas y sabores únicos que han sido reconocidos internacionalmente. A través de la Ruta del Vino, el visitante puede disfrutar de una experiencia enológica inigualable, en la que se combinan historia, pasión y respeto por la naturaleza.
Este recorrido incluye visitas a vinícolas donde se puede apreciar la arquitectura, recorrer los viñedos y cavas, así como participar en catas de vinos excepcionales.
Conocer Guanajuato a través de una copa de vino es también descubrir su historia: el “terroir” de esta tierra, resultado del clima, el suelo y la variedad de uva, le confiere a cada vino un carácter inconfundible.
Los viñedos están estratégicamente distribuidos, lo que permite disfrutarlos sin recorrer grandes distancias. La mayor concentración se encuentra entre las Ciudades Patrimonio de Guanajuato y San Miguel de Allende y el Pueblo Mágico de Dolores Hidalgo, también conocido como Cuna de la Independencia Nacional.
En esta región hay más de 15 opciones, desde viñedos boutique como Garambullo y Dos Búhos, hasta vinícolas de arquitectura impresionante como Tres Raíces y Cuna de Tierra.
Para quienes prefieren vinos orgánicos con un toque místico, Vinícola Toyan es una excelente opción: su cava, ubicada a 13 metros bajo tierra, está custodiada por enormes figuras de monjes de piedra.
Si se busca una experiencia más rústica y campestre, los viñedos San Lucas, Santísima Trinidad, San Francisco y Senderos ofrecen recorridos por cavas y campos de lavanda, así como restaurantes boutique, talleres de aceite y esencias de lavanda, e incluso paseos por campos de polo.
Y para quienes desean conocer la historia completa del vino en una sola visita, el Museo del Vino en Dolores Hidalgo —uno de los únicos dos en su tipo en todo México— presenta las riquezas de la región y de sus casas productoras.