Noriteru Fukushima, es el nuevo embajador de Japón en México, y en cuanto asumió el cargo agitó las redes sociales desde su primer “tuIt” al mostrar su acta de nacimiento como mexicano.
Por Luis M. López
Noriteru Fukushima Ichimori es el primer embajador japonés nacido en México. Su madre, Nabuko Ichimobi, dio a luz en la Ciudad de México el 27 de agosto de 1958 a las dos de la tarde, en el Hospital Santa Mónica (Temístocles 210 en el barrio de Polanco). Registraron su nacimiento, ella y su padre, Noriyasu Fukushima, un año después, en junio de 1959, asignándole además un segundo nombre en español: Jaime.
“Me enorgullece poder servir a ambas naciones. Mucho gusto, paisanos”, escribió en su primer mensaje en redes sociales el embajador Fukushima, relevo de Yasushi Takase, quien encabezó con éxito la Embajada de Japón en México de 2017 a 2021.
Una imagen del acta de nacimiento que confirma su nacionalidad fue la insólita presentación que eligió Noriteru Jaime Fukushima en redes sociales ante los mexicanos.
El 12 de diciembre de 2021, fecha en la que asumió el cargo, su cuenta de Twitter estalló. Por unas horas estuvo restringida tras la avalancha de comentarios, retuits y me gusta que recibió.
“Al momento de su nacimiento, su padre, un empresario japonés, trabajaba en ese país”, publicó Japón Hoy TV en 2019. En una entrevista concedida la última semana de 2021 al Canal Once del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el embajador precisa que radicó solo durante su primer año y medio de vida en el país y que su hermano también es mexicano.
“Siempre pensé que regresaría. Decidí ser diplomático para volver a México. Desde chico he considerado: soy mexicano (…) soy japomex”, expresó orgulloso a Canal Once.
Su padre llegó a México en 1953. Cinco años después nacería el ahora embajador y su destino quedaría atado a esta tierra para siempre.
‘El embajador 3.0’
Es muy probable, sin embargo, que el revuelo en redes sociales no sorprendiera a Fukoshima.
Durante su misión como embajador de Japón en Argentina, de 2015 a 2019, fue catalogado como un diplomático influencer; ‘El embajador 3.0’ lo llamó una periodista de La Nación.
“Puedo comunicarme de manera directa con la gente, y eso me encanta”, declaró en Buenos Aires sobre lo valioso de hacer diplomacia desde Twitter.
Su gestión fue de ensueño a pesar de que era un momento social, político y económico desafiante. Japón reestablecía relaciones deterioradas con Argentina. Cuando Fukoshima asumió, solo existían 50 empresas niponas en territorio argentino, número que se duplicó durante su periodo. En medio siglo, ningún primer ministro de Japón había visitado Argentina y de 2017 a 2019 este hecho histórico ocurrió dos veces. La famosa carne argentina llegó a Japón, pero también la enigmática carne Kobe de Japón llegó a la parte más austral del continente. Fue anfitrión además de un encuentro del G20 en Buenos Aires.
Él mismo calificó aquel periodo como “los años dorados” de las relaciones diplomáticas entre ambos países. Y buena parte de esa fraternidad tuvo que ver con su intensa vida pública tanto en el plano real como en el de las redes sociales.
Cuando Fukoshima se despidió de Buenos Aires, su gran maestro en diplomacia digital, Mark Kent, ex embajador de Reino Unido en Argentina, brindó en su honor una cena con homólogos de todo el planeta. En un video disponible en Youtube por el portal de noticias Ámbito Digital desde el lugar del evento, al ser entrevistados, todos coincidían en celebrar el optimismo y eficacia del embajador.
“Quiero trabajar para mi segunda patria”
Diplomático de carrera, egresado de la Universidad de Kioto y habituado a los retos más complejos, su país decidió en 2019 asignarle otra misión: ser embajador especial de Japón en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020. La pandemia por coronavirus postergó el evento un año y en la segunda mitad del año pasado Fukoshima regresaría a México.
Ya en 2003 sirvió como consejero de Japón en la embajada en México. Una década antes, en 1993, su trayectoria se forjaba en Nueva York, en donde ocupó el cargo como primer secretario de la misión permanente de Japón ante Naciones Unidas.
Su vocación de diplomático internacional y su formación como tal, aprobó el examen avanzado para la contratación del servicio civil de asuntos exteriores de Japón, lo ha llevado a vivir en Estados Unidos, España, Argentina y durante su infancia, por la tradición viajera de su familia, en Chile.
Un buldog francés lo ha acompaña en antiguas publicaciones en las que también muestra que ha hecho turismo en Guanajuato, estado en donde se encuentra la mayor comunidad de japoneses.
Graduado de la Facultad de Derecho de la Universidad de Kyoto y con un fluido español, el nuevo embajador ha dicho: “como mexicano, también quiero trabajar para mi segunda patria”.