Hasekura Tsunenaga, es el primer japonés que llegó a México siendo el pionero en la relación de amistad y comercial entre ambos países. Hoy existen varios monumentos en su honor en diferentes ciudades mexicanas
Por Luis M. López
Desembarcó en Acapulco en 1614 y se convirtió, con poco más de 40 años de edad, en pionero de esta ruta de amistad entre Japón y México. Hasekura Tsunenaga (1571-1622), quien sería rebautizado en España como Felipe Francisco de Fachicura, fue artífice de la expansión comercial japonesa y también líder de la primera misión diplomática hacia este lado del mundo por parte de los asiáticos.
Para entonces México era conocido como La Nueva España, conformada por virreinatos dirigidos por la corona española en Europa.
Japón deseaba ‘globalizar’ su comercio ya desde el comienzo del siglo XVII y para eso tenían que entablar acuerdos con la potencia hegemónica de la época: el imperio español.
La llamada Misión Hasekura zarpó el 28 de octubre de 1613 desde el puerto de Tsukinoura hacia Acapulco, con 180 personas a bordo.
Navegó por más de cinco años y además de estar en el puerto de Veracruz, llegó a Cuba, Filipinas, Roma, Francia y España, en donde Hasekura también estableció los primeros contactos bilaterales en la historia de estos países con Japón, así como con la Santa Sede.
Fue en Madrid, en el Monasterio de las Descalzas Reales, que Hasekura es rebautizado como Felipe Francisco Hasekura (Faxecura o Faxicura, según el japonés de la época). Deseaba remarcar su fe católica renombrándose Felipe, haciendo honor honor al Rey Felipe III; y Francisco, por los sacerdotes franciscanos.
Cambios en la alta jerarquía de Japón y de España hicieron que los acuerdos alcanzados por Hasekura perdieran vigencia a su regreso a Japón, debido a que Japón entró en un periodo de aislamiento con el mundo exterior de dos siglos.
La exploración diplomática de Felipe Francisco, fue la última hasta 1862 cuando concluye el sakoku, una estrategia nacional que según su traducción literal significaba ‘país en cadenas o cerrado’.
Aunque en lo inmediato la travesía de Hasekura no obtuvo resultados, ese lejano vínculo hoy es la raíz más profunda de una relación comercial, económica, pero principalmente humana que cada día se fortalece entre ambas naciones.