El director de Rubber Depot, una compañía mexicana especializada en fabricar productos de hule, nos habla del aprendizaje y crecimiento empresarial a partir de su relación laboral con los japoneses
Por Diana Tejada
En los últimos años, la empresa leonesa Rubber Depot, ha crecido como empresa a partir de su relación laboral con los japoneses. Son proveedores especializados en hules para compañías líderes mundiales y esto ha sido un impulso para crecer como empresa local.
Rubén Díaz, director de Rubber Depot, es un joven empresario con amplia experiencia en la fabricación de piezas de hule hecha a la medida para cubrir las necesidades de diferentes industrias.
En el giro automotriz, son principales proveedores de las empresas japonesas.
En entrevista con Kokó México, el director Rubén Díaz, nos comparte su experiencia al trabajar de cerca con los empresarios japoneses.
¿Cómo te va al ser proveedor de las empresas japonesas?
Creo que mucho de lo que nos hizo crecer como empresa en estos últimos años, fue empezar a trabajar con los Japoneses. Son empresas donde todo está estipulado, y esto nos obliga a formalizarnos y tener estructuras como las tienen los japoneses.
Desde contar con un equipo de seguridad para entrar a cada planta, hasta la forma en como se entrega un material. Tuvimos que aprender parte de su cultura y saber que hasta para entregar o recibir una tarjeta de presentación, se hace de una forma específica.
Pueden ser detalles insignificantes pero entendimos que no estábamos haciendo negocios como antes y que ahora teníamos nuevos clientes y que todos son únicos, especiales y que de cada caliente podemos aprender mucho.
¿Tienes algún aprendizaje de tu relación laboral con los japoneses?
Lo que más hemos aprendido, es la formalidad con la que se hacen negocios y lo mucho en lo que confían en la palabra hablando de precios, tiempos de entrega, calidad, etc.
¿Cuál es la mayor complicación al trabajar con empresas internacionales?
Una de las complicaciones más grandes es hacer el primer contacto, cuesta mucho trabajo encontrar ese teléfono o ese correo donde sí te van hacer caso y te van a dar la oportunidad de tener una cita.
¿Has tenido algún inconveniente, debido a la barrera cultural y de idioma?
Muy al principio no entendíamos la calidad del cliente con el que estábamos tratando, tuvimos muchos errores, enojos, pérdidas y mucho estrés, pero algo que les aplaudo y al mismo tiempo agradezco a estas empresas, es que ellos también están abiertos a aprender de las empresas locales, como en todo en la vida, es tomarte el tiempo de aprender y querer aprender.
¿Cómo fue que lograste atender el mercado japonés?
Mucho ha sido por recomendación. Pasa mucho que le trabajas a una empresa que es parte de un grupo que tiene varias empresas y cuando les empiezas a solucionar problemas, te van recomendando con las filiales al grupo. Al principio, fue mucho tocar de puerta en puerta, y repetir hasta lograr el contacto.