Caminar cada rincón de la hacienda es como dar unos pasos atrás en la historia. Sus muros de adobe y algunas construcciones intactas hacen que la gente se sienta como en casa
Por Kokó México
En esta pequeña ciudad de Guanajuato hay un lugar que muchos conocen: La Ferrería. Una fundidora de acero que fue rescatada para convertirse en una hacienda. Un lugar histórico del siglo XVIII.
La Hacienda la Ferrería está a una hora y cuatro minutos de León, en Comanja de Corona, Jalisco.
Ahí los visitantes conectan con la naturaleza.
Ramón, encargado del rescate de este histórico lugar, confiesa que en esta hacienda se fundieron metales para lugares icónicos en el estado.
“Aquí se fundieron las puertas de Catedral –en León- están hechas aquí. Las campanas del Palacio Nacional y las campanas de Dolores Hidalgo fueron fabricadas aquí”, cuenta el señor Ramón, dueño de la Hacienda.
Esta imponente construcción fu construida a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX en Comanja de Corona, un antiguo pueblo en el que la gente se dedicaba a la minería.
Hoy La Ferrería es un hotel. Tiene un auditorio, sala multimedia, restaurante, bar, alberca, un lago, cabañas, spa, temazcal, área de juegos, y también habitaciones para campamentos de niños y estudiantes.
Las habitaciones son diferentes, en algunas, las paredes son de adobe (ladrillos hechos de lodo). Otros muros están intactos y conservan la historia de La Ferrería.