Por Kokó México
Las mujeres han tomado el mando: construyen negocios, transforman el mercado y lideran con trabajo y resiliencia. El 60 por ciento de las empresas que forman parte de la Marca Gto, son dirigidas por mujeres.
Ellas han convertido sus hobbys en nuevas empresas. Sus ideas en negocios. Sus necesidades en exitosos emprendimientos.
Son orgullosamente mujeres que inspiran.
No paran. Dirigen, coordinan, planean, ejecutan, lavan trastes, barren y atienden a la familia. Son multitask. Versátiles. Todo terreno.
Además, son felices.
“Me gusta mucho lo que hago”. “Me enorgullece mi trabajo”. “Todo el esfuerzo vale la pena”. Así es su filosofía ante el entorno desafiante de los negocios.
Las mujeres empresarias de Marca Gto han convertido las adversidades en motores de cambio y han logrado ser un impulso para la economía del estado.
Marca Gto es una red de apoyo fundamental para las más de 4 mil mujeres que portan este distintivo, y que las coloca como empresarias de prestigio y calidad.

Su fórmula para el crecimiento del cabello llega al extranjero
Claudia Mendoza – Marca: Rapunzel Irapuato
El trabajo intenso durante 11 años ha dado buenos resultados. El shampoo Rapunzel se ha posicionado en el país y llega además a Estados Unidos, Canadá, Chile, Guatemala y Puerto Rico.
La idea inició en una barbería. “Yo trabajaba en una barbería y cuando los clientes llegaban con sus novias, ellas siempre preguntaban si sabíamos de un producto que sirviera para el crecimiento del cabello”.
Entonces Claudia comenzó a estudiar Ingeniería Química, pero abandonó sus estudios por temas personales. Sin embargo, la idea ya estaba merodeando en su cabeza.
Contactó el laboratorio y puso manos a la obra.
La idea se materializó en el shampoo Rapunzel, sin químicos y completamente orgánico.
Este es su producto estrella, aunque la empresa se ha diversificado y también comercializa cremas y aceites naturales para el cuidado de la piel.
Claudia está muy satisfecha del resultado de sus esfuerzos.
“Esta es una empresa que yo inicié pero en realidad es una empresa familiar, donde trabajamos juntos mis papás y mis hermanos, y esto ya es una satisfacción para mi”, contó Claudia mientras ordenaba los productos que la están haciendo crecer como empresaria.
“Cuando las mujeres entramos al mundo del emprendimiento, nos encontramos con obstáculos todos los días, pero mi recomendación es no darse por vencida”.

Bolsas de yute que vende en línea
Delia Flores Calderón – Bolsas Danila
La crisis económica provocada por la pandemia, obligó a Delia a cerrar su local de bolsas. Este problema le provocó pérdidas y desánimo. Su trayectoria como emprendedora la había hecho en un local, pensar en la venta digital le daba miedo. La tecnología no es su fuerte.
“Tenía mucho miedo de empezar otra vez y ya no tenía posibilidad de hacerlo en una tienda en físico”, dijo Delia. “Pero en esto del emprendimiento se necesitan muchas ganas de salir adelante aunque los problemas se presenten”.
Esperanzada, Delia retomó la producción de sus bolsas y definió que los diseños coloridos y llamativos serían su sello personal.
Las bolsas de yute con figuras artesanales fue su regreso como empresaria. Se acercó a Marca Gto, formalizó su marca, se preparó y se quitó el miedo a las ventas en línea. Su fuerza está en Market Place de Facebook., y su próximo objetivo es subir su mercancía Mercado Libre.
“Quiero que mis bolsas se vendan en otras ciudades, me estoy preparando para mejorar las ventas en línea y crecer superando mis miedos”.
Hasta el momento, las bolsas artesanales Danila, se han vendido de mayoreo en Querétaro, Puebla, Michoacán, Ciudad de México y Cancún. Pero apenas viene lo mejor: venderlas en el extranjero. Esta es la meta por la que trabaja Delia.

Ayudaba a su suegro a hacer miel y ya tiene su propio apiario
Blanca Estela Gómez Gómez – Empresa: Blanca Flor
El camino del emprendimiento está lleno de retos y obstáculos. Y Blanca decidió iniciar este camino… ¡con un apiario!
Ella comienza sus días de empresaria a las 4 y 6 de la mañana, para buscar las mejores flores para sus abejas en los cerros de Guanajuato, allá donde no hay habitantes. Se trata de que las abejas no provoquen problemas de picaduras ni a personas ni a animales.
En tiempos de cosecha y cada que mueve el apiario (conjunto de cajas donde se concentran las abejas), Blanca se viste como astronauta para evitar las dolorosas picaduras de sus abejas, de las que difícilmente se salva.
Mover las cajas del aviario requiere fuerza pero Blanca se arremanga la camisa y pone manos a la obra.
Luego de varios días de cuidar a sus abejas en el cerro, se obtiene el polen y Blanca entonces, procesa la miel, la envasa y la comercializa. Y aquí comienza otro camino de retos: ir a ferias, promover, competir y vender la miel.
El negocio de la miel orgánica requiere el doble de paciencia y persistencia. Es un producto nutritivo y dulce pero difícil de obtener. “Es un negocio difícil pero quiero crecer y tener más abejas. Quiero salir adelante por mis propios medios”, dijo convencida la empresaria propietaria de Blanca Flor.

Vendía dulces para ayudar sus estudios
Verónica Pacheco Zamudio – Sugar: fábrica de gomitas
Ella es una mujer alegre y entusiasta. Desde joven decidió vender dulces para ayudarse en sus estudios. Con ayuda de su amiga, aprendió a hacer gomitas y otros dulces artesanales. Juntas comenzaron sin saber, un emprendimiento que hoy es Marca Gto.
En el camino de los negocios, Verónica se quedó sin socia, entonces pidió un crédito, consiguió apoyo, y formalizó su empresa Sugar, una fábrica de gomitas artesanales hechas con productos naturales.
Verónica no pierde oportunidad de asistir a las ferias, bazares y exposiciones. Conquista a los visitantes con “probaditas” de gomitas con azúcar y chile, de frutos rojos, tequila y ron.
Verónica fabrica sus propios productos en su natal Celaya. Ella hace todo el proceso hasta obtener el producto final. “Por las mañanas trabajo como empleada, por las tardes soy empresaria”, dijo.
Le gusta mucho su emprendimiento. “He conocido a mucha gente y tengo buenos amigos también emprendedores”. Con ellos se organiza para asistir a las ferias y buscar otros puntos de venta fuera de su ciudad.
Sugar es una empresa que se fortalece con la asesoría de Marca Gto. “Hay mucho por mejorar y aprender, en Marca Gto me han ayudado mucho”.

Mamá, hija y socias
Mónica Serrano y Melissa Portugal – Crochet by Mel
Su hobby lo han llevado al nivel empresarial. Madre e hija comparten el gusto por tejer y juntas se lanzaron al emprendimiento con su empresa Crochet by Mel.
Hace 3 años se aventuraron y todos los días tejen el crochet, una técnica de tejido a mano que permite crear figuras que Mónica y Melissa las venden como bolsitas o llaveros.
Las flores son el producto estrella. Pero este par de artistas-empresarias pueden hacer cualquier figura, personajes, mascotas, incluso seres humanos. En una ocasión tejieron las figuras de unos abuelitos que acababan de fallecer.
Hace 3 años inició esta empresa. “Mi mamá tejía las figuras y yo las vendía entre mis amigas. Un día nos pidieron un ramo de flores y me tuve que enseñar para terminar el ramo”, dijo Melissa, joven estudiante de 23 años, quien hace malabares para estudiar para sus exámenes, trabajar en el tejido y atender la empresa Marca Gto.
Mamá e hija se coordinan bien, son excelentes socias. Aprenden juntas, tejen juntas, venden juntas. La sociedad empresarial entre madre e hija, ha funcionado mejor de lo que esperaban. Este negocio es el sustento de Mónica y Melissa, hija única.
Las ferias y los bazares son su principal medio para vender. Al primer bazar llegaron con 10 bolsitas de figuras de crochet, hace 3 años. Hoy, la producción actual es de 40 figuras al mes.
Durante un año tejieron en casa para vender entre amigas, pero desde hace dos años, abrieron su taller, registraron la empresa ante Hacienda y obtuvieron el distintivo Marca Gto.

De intendente a empresaria textil
Marina García Becerra – Mina Uniformes
Hace más de 25 años Marina trabajaba como intendente en un hospital del IMSS, donde limpiaba los quirófanos y atendía la lavandería. Desde joven Marina sabía coser ropa y en su casa tenía una máquina Singer que le había regalado su mamá. Cuando dejó de trabajar en el IMSS, a Marina se le ocurrió ofrecer sus servicios de costura para remendar la ropa quirúrgica e incluso transformarla. A las sábanas les hacía unos agujeros para las cirugías de ojos o las convertía en pierneras para los pacientes. Marina le sacaba provecho a las sábanas para fabricar lo que los doctores necesitaban.
Así fue el comienzo de Mina Uniformes, hoy una empresa que fabrica uniformes clínicos como filipinas y batas, y uniformes industriales como overoles y chalecos.
La empresa ya tiene 18 años constituida.
Además del sector médico, Mina Uniformes se fortalece en el sector industrial. Atiende empresas nacionales e internacionales y de la industria automotriz.
“Uno de mis primeros clientes fue Kasai Mexicana”, cuenta Marina. “A esa empresa japonesa yo les hice las chamarras y pantalones de todos sus empleados”.
Actualmente Mina Uniformes tiene capacidad para atender clientes con más de mil empleados. La compañía sigue en crecimiento y Marina en capacitación. “Me interesa crecer con mi empresa textil, fortalecerme y abarcar otros rubros”, dijo la empresaria Marina García.

El resurgimiento de su espíritu emprendedor
Edith Marrufo Ortega – Magnolia Mantelería
El diseño, la decoración y el diseño textil son su pasión. Edith estudió Diseño y Modas, y desde que era estudiante instaló su propio taller donde ella diseñaba y cosía ropa. Como muchas mujeres mexicanas, al casarse y formar una familia, decidió dejar su negocio para dedicarse a ser mamá.
A su familia le dedicó toda su atención. Por más de 10 años, sus esfuerzos estaban enfocados a cuidar a sus hijos.
“Cuando mis hijos comenzaron a crecer, pensé que era el momento de volver a empezar. Siempre me ha gustado emprender y quise regresar haciendo manteles. Pensé que era lo más fácil, pero me he llevado muchas sorpresas”, platicó sonriente.
La fabricación de manteles sigue siendo un reto para Edith. Aun cuando ya tiene 13 años en el mercado con la empresa Magnolia Mantelería, sigue buscando posibilidades.
“Actualmente somos proveedores de restaurantes, hoteles, empresas que organizan eventos sociales. Vendemos manteles de mayoreo y menudeo, cubremanteles y caminos de mesa”.
“Me encanta la decoración y el interiorismo. Me apasionan las telas, tendencias y colores. Ya estamos introduciendo también cojines y mandiles. Quiero llevar a mi empresa a otro nivel”, dijo la incansable Edith.
Y lanza un consejo a las mujeres emprendedoras: “No se den por vencida, en muchas ocasiones queremos tirar la toalla (o el mantel), pero hay que seguir adelante para ver el resultado de nuestros esfuerzos. Busquemos hacer nuestro trabajo con calidad, y siempre habrá alguien que nos reconozca”.