La cultura japonesa es reconocida por varios aspectos que ayudan a vivir mejor. El tema del ahorro y de aprovechar los recursos son parte de la cotidianidad entre los japoneses. Aquí te explicamos sobre las principales prácticas japonesas para lograr el ahorro.
Por Luis M. López
Mattainai: aprovecharlo todo
Si se traduce al pie de la letra podría decirse que es el arrepentimiento por desperdiciar. Las traducciones literales, sin embargo, casi siempre quedan cortas a los conceptos más profundos.
Mottainai es una expresión que también se utiliza para señalar algo que se desperdicia. Y esto puede ser material o abstracto, como el tiempo o algún talento.
A partir del siglo XXI, esta filosofía de aprovechar al máximo nuestros recursos fue vinculada a la huella ecológica que generamos. Wangari Maathai, galardonada en 2004 con el Premio Nobel de la Paz, popularizó la expresión otorgándole una conexión con las tres R´s: “reduce, reutiliza, recicla”.
En Japón también el concepto se vincula con el manejo de los residuos generados (existen ciudades, como Kamikatsu, en donde hay 45 categorías de basura y su manejo es riguroso, informó BBC Mundo, reduciendo al máximo el desperdicio).
El uso eficiente de nuestros bienes tangibles e intangibles es fundamental para alcanzar las metas. Si se aplica el Mottainai, permite agradecer con mayor conciencia todo lo valioso con lo que ya contamos.
Kakebo: Anótalo todo para realmente ahorrar
A principios del siglo pasado, Hani Motoko, una periodista japonesa, decidió crear un método de ahorro que se pudiera evaluar, medir, con el que se alcanzaran metas claras, y que tuviera como propósito gestionar los recursos económicos del hogar.
Lo llamó Kakebo, y no es más, a simple vista, que una libreta de cuentas para el ahorro doméstico. Sin embargo, cuando revisamos con mayor atención, descubrimos que el método es infalible, pero implica rigor, constancia y, sobre todo, disciplina.
Todo debe quedar por escrito, y esto no solo permite dar un seguimiento puntual a nuestras finanzas, sino que, de alguna forma, comienza a materializar nuestras metas a través de la palabra escrita.
Se deben de tomar en cuenta cuatro rubros base: ingresos, gastos fijos, ahorros y gastos opcionales. Estos últimos se obtienen de la resta de la cantidad que deseas ahorrar, al total de dinero para gastos fijos; de tal forma ajustamos nuestro presupuesto a las necesidades de ahorro y no de consumo.
Hay una gran cantidad de tips para poner en práctica el método Kakebo en nuestras finanzas familiares. Pero podría resumirse en un sabio refrán popular: a las palabras (si no están escritas) se las lleva el viento.