Los japoneses que viven en Guanajuato, empiezan su semana el domingo a las 7 de la tarde, tiempo de México. A esa hora, comienza a sonar el teléfono en la oficina.
No es que sean adictos al trabajo, sino que deben aprovechar el tiempo: a esa hora ya son las 9 de la mañana en Japón y arranca la producción.
La diferencia de horario entre un país y otro es de 14 horas y eso provoca rutinas peculiares. El ritmo de trabajo, aunque no quieran, es como en Japón, con los horarios de Japón y los tiempos de Japón.
La semana termina prácticamente el jueves en la noche. El viernes ya no hay mucho por hacer. La semana de los japoneses en México termina el jueves a las 3 o 4 de la mañana, cuando en Japón ya se fueron a disfrutar del viernes social.
De tal forma que el viernes, a las 10 de la mañana, ya se acabó el trabajo fuerte aquí. En Japón ya son las 12 de la noche y nadie contesta los teléfonos. No hay forma de hacer pedidos, ni hablar con nadie.
El horario es fundamental en la actividad económica de los japoneses en Guanajuato. Por lo mismo, en las empresas hay casi siempre dos relojes de pared: uno con el horario de México y el otro con el horario de Japón. Incluso los japoneses usan relojes que marcan los dos horarios para no desubicarse y llevar el control de los tiempos.
En la fabricación de automóviles, el tiempo, es fundamental para cumplir con las metas, así sean las 7 de la tarde del domingo o las 4 de la mañana del jueves. La producción debe ser exacta y precisa, como un relojito japonés.