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Nápoles: Cambian el campo por la industria

En el parque industrial Puerto Interior, rodeada de 120 naves industriales, se ubica esta pequeña comunidad rural de Silao.

Por Eunice Mendoza
Fotos: José Guadalupe Becerra

Nápoles dejó de ser una comunidad rural alejada y abandonada, para ser hoy la más privilegiada de todo el estado de Guanajuato.

Está rodeada de 120 naves industriales y tiene las mejores vías de comunicación. Forma parte del polígono industrial más importante del país y tiene muy bajo índice de desempleo.

Varios japoneses aprovechan para probar platillos mexicanos.

“Aquí hay trabajo para todos”, platicó el representante de la comunidad, Manuel Zúñiga, un hombre orgulloso de ver a Nápoles como una comunidad rural en crecimiento.

Además de sembrar sorgo, maíz, calabaza y frijol, los habitantes de Nápoles se están convirtiendo en expertos fabricantes de la industria automotriz. Prefieren trabajar en una empresa japonesa ubicada a 5 minutos de su casa en bicicleta, que ganar dólares en Estados Unidos.

“Ya los muchachos no se quieren ir al norte. Ahora tienen interés en aprender japonés y estudiar ingeniería”.

“Aquí hay muchos jóvenes con buenos trabajos en empresas  importantes. Toda la vida aquí ha cambiado mucho”, dijo don Manuel Zúñiga.

Nápoles tiene nuevo drenaje y calles pavimentadas.

Recientemente abrieron una prepa con 85 alumnos.

Hay nuevos restaurantes y comercios particulares.

Aún no tienen servicio de Internet, pero abrieron un “ciber” que lleva la señal a la comunidad.

Nápoles está a 10 kilómetros de Silao. Antes, para llegar, se requerían 40 minutos de caminata por brechas lodosas y polvorientas. Ahora, Silao está a 10 minutos por la autopista.

Camiones entran y salen a Nápoles.

La población aumentó en los últimos 2 años. De 2 mil 600 a 3 mil.

Una microempresaria en la comunidad.

Han llegado trabajadores de todo el país que rentan habitaciones para aprovechar el bajo precio y la cercanía con su trabajo.

La economía en Nápoles se está diversificando.

Hoy día hay campesinos sembrando frijol, restauranteros cocinando para japoneses, y comerciantes atendiendo a las grandes industrias.

Entre vacas y chivas, se estacionan los autos Mazda y Honda.

De lunes a viernes, a partir de la 1 de la tarde, Nápoles se transforma en el punto de reunión de empresarios y trabajadores de la industria automotriz.

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