La comunidad japonesa en México ha perdido a una gran amiga. Beatriz Yamamoto Cázares dedicó su trabajo político para fomentar la amistad entre estas dos naciones que representó con mucho orgullo.
Por Eunice Mendoza
Betty, como le llamaban de cariño, vivió dos culturas y amó a dos países.
México, su tierra natal; Japón, su herencia nikkei.
Betty Yamamoto fue maestra, empresaria, regidora en León, diputada local, diputada federal y siempre fue un enlace de unión entre México y Japón.
Trabajó a favor del intercambio cultural de sus dos países, organizó los festivales facilitó la vida de sus paisanos en tierras guanajuatenses. Betty fue una gran amiga de los japoneses.
El consulado de Japón en México, en 2018, le entregó un reconocimiento por su trabajo a favor de la comunidad japonesa.
Un año después, en 2019, el gobierno japonés le entregó la condecoración de la Orden del Sol Naciente.
Fue una gran mexicana y era orgullosamente nikkei.
Trabajó con la disciplina heredada por su abuelo japonés y fue ejemplo de creatividad y esfuerzo mexicano.
Con su alegría mexicana, Betty conquistó a los japoneses que con el “boom” automotriz llegaron a Guanajuato.
Fomentó la hermandad y la amistad.
Betty cumplió con su misión.
¡Gracias Betty! ¡Te vamos a extrañar!