Por Kokó México (con información del sitio oficial de Mazda e Infobae)
En Guanajuato hay una relación amistosa y cercana con Hiroshima. Desde la llegada de Mazda a Salamanca, la mayoría de los japoneses que llegaron al estado son originarios de esta ciudad marcada por la tragedia de la bomba atómica.
Mazda se fundó en Hiroshima en 1920. Años más tarde, el 6 de agosto de 1945, la ciudad viviría uno de los momentos más devastadores de la historia en el mundo. Este momento de dolor, también se convirtió en motivo de unión entre Mazda y su gente.
Hiroshima perdió aproximadamente un tercio de su población en ese fatídico acontecimiento que marcaría el principio del fin de la participación de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Hubo 80 mil muertos en el acto. El aire se incendió, muchas de las víctimas se disolvieron y miles sufrieron graves heridas. En un segundo, la temperatura alcanzó un millón de grados centígrados y murió el 40 por ciento de los habitantes. Muchos se vaporaron, se disolvieron. A 360 metros del punto cero, había quedado destruida toda forma de vida. De los 90 mil edificios en Hiroshima, la bomba dejó en pie solo a 28 mil. Un edificio que sobrevivió fue la planta de Mazda.
Tras la explosión de la bomba atómica, Mazda de inmediato comenzó a distribuir suministros médicos, así como también estableció centros de acopio alrededor de la ciudad para ayudar a reunir a las familias, e incluso, dispuso de su planta para albergar al gobierno local, hospitales y a las emisoras nacionales, durante un año.
Setenta años después, el renacimiento de Hiroshima es fuente de gran orgullo para Mazda. “Más del 50 por ciento de nuestros empleados son de Hiroshima, así que tenemos un sentido de compromiso muy fuerte por contribuir con nuestra sociedad”, dijo Masahiro Moro (Director Ejecutivo de Mazda).