Nakasendo quiere decir “camino en medio de las montañas” y hace referencia a la ruta que unía a las ciudades de Tokio y Kioto, en el periodo feudal de Japón.
Por Diana Tejada
Esta vía era recorrida por: mercaderes, nobles, samuráis, comerciantes, artesanos y señores feudales, quienes se encontraban con 69 pueblos de paso, para descansar.
A partir del siglo XX, con la llegada del tren y los automóviles, la ruta dejó de utilizarse y los pueblos cayeron en declive, sin embargo, los habitantes decidieron restaurar su legado histórico y rehabilitaron: calles, viviendas, edificios y zonas naturales, además prohibieron el paso de vehículos para recuperar su aspecto original.
Actualmente, la ruta más popular está en el valle del Kiso, que une Magome y Tsumago, dos pueblos separados por un camino de ocho kilómetros, que, rodeados de bosques, arroyos y cascadas, permiten admirar la tradicional arquitectura del antiguo Japón. El recorrido se puede hacer en un periodo de tres a seis horas, dependiendo si la ida y vuelta es caminando.
La magia de esta ruta no sólo se encuentra en los atractivos naturales o arquitectónicos de los pueblos, también la posee su gente, quienes comúnmente invitan a los visitantes a sus casas y les ofrecen una taza de té. Entre montañas y bosques de gran belleza, el trayecto es perfecto para quienes se sienten atraídos por la historia de la cultura nipona y desean desconectarse de la vida en las grandes ciudades.