Por fin, llegó el momento de reflexionar los tres años de mi estancia en el Consulado General del Japón en León.
La pandemia por el nuevo coronavirus que inició hace un año ha cambiado completamente la vida de las personas no solo en México sino en el mundo y se están echando abajo nuestros valores de vida. Fue tan impactante este acontecimiento que siento muy lejano todo lo que viví anterior a esto. Sin embargo, desde que llegué al Consulado General del Japón en León en febrero de 2018, hubo cambios de los gobernadores del Bajío, nos visitaron muchas personalidades importantes de Japón, recibimos a la Misión de la Cámara de Comercio e Industria de Japón por primera vez en America Latina, se tuvo la apertura de nuevas escuelas japonesas y he vivido con mucho trabajo, muy ocupada pero plena. Por otro lado, también hubo momentos difíciles, como cuando de repente hubo escacez de gasoloina en la ciudad o cuando no se estabilizaba la seguridad pública y el aumento progresivo de los avisos a la comunidad japonesa para que tomaran sus precauciones. Aun así, han llegado continuamente las empresas japonesas y es un recuerdo inolvidable que pude participar en numerosas actividades como inauguraciones, ceremonias conmemorativas y eventos culturales.
No puedo evitar en mencionar el vínculo que he reconfirmado con la comunidad japonesa durante estos tres años. En nuestra área de jurisdicción, radican alrededor de 660 empresas y 6000 personas originarias de Japón. Por supuesto fue un puñado de personas que he podido conocer y hablar pero a través de intercambiar opiniones y compartir información con estas personas, no estoy exagerando en decir que la existencia del Consulado General sin duda está apoyada por los integrantes de la gran comunidad japonesa. Las principales labores de nuestra oficina Consular es apoyar a los individuales tanto como las empresas de Japón pero al contrario, en varias ocasiones hemos recibido el apoyo y coorperación de ellos, por esto estoy sinceramente agradecida. Casi para finalizar mi estancia, rompió mi corazón el fallecimiento de la maestra Betty Yamamoto, una persona siempre alegre y positiva, con quien trabajamos juntos y nunca escatimó esfuerzos para apoyar a nuestra comunidad japonesa.
Con excelente clima y gente llena de hospitalidad, tanto mi familia como yo, pasamos una vida plena en México. Después de 18 años, volví al mundo hispanoparlante y al principio me quedé perpleja de expresiones típicas de México pero con la ayuda de gente amable que habla no tan rápido y repite varias veces, ahora me sale naturalmente las frases muy mexicanas como“ahorita” y “Qué padre!”. No omito mencionar el nivel del idioma de mi hijo que supera fácilmente al mío por estudiar en una escuela mexicana por tres años desde que tenía 2 años y medio… Nunca nos acostumbramos a la manera de manejar de los mexicanos pero incluso eso no nos hace olvidar el buen sabor de la arrachera, los tacos, jugo de naranja natural y el sabor de la coca-cola mexicana que es la más sabrosa del mundo.
Agradezco a KOKO Mexico por seguir las actividades del Consulado General. Deseo un mayor crecimiento como fuente de información para la comunidad japonesa.
Cuando se publique este mensaje, probablemente me encuentre tomando un rico café en una playa surfista en El Salvador. Así es, he asumido un cargo en la Emabajada de Japón en El Salvador. Por favor, vengan a conocerlo desde México.
Los días difíciles por la pandemia que todavía no se ve el fin van a seguir pero les deseo mucha salud a todos.
Adiós León, adiós Guanajuato, adiós México y nuevamente, muchas gracias!
Consulado General del Japón en León
Ex Primer Cónsul Kayoko Furukawa