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Por Pablo César Carrillo
Antonio Ramírez habla japonés, sabe usar sables, es maestro karateca séptimo dan y es conocido como El Profesor Miyagi. Un auténtico samurai japonés, sólo que por alguna extraña razón nació en Salamanca, Guanajuato.
Antonio Ramírez decidió ser un mexicano japonés cuando comenzó a practicar artes marciales hace 38 años y debido a su conocimiento de la cultura fue determinante para amarrar la Mazda, la primera planta de autos japonesa que detonó el boom automotriz de Guanajuato.
Antonio Ramírez, ex alcalde de Salamanca, recuerda aquella noche, cuando un equipo de colaboradores del Gobierno de Guanajuato hizo el acuerdo con la Mazda, en el hotel Holiday Inn de Irapuato.
Ahí, en un salón, a las 10 de la noche, los directivos de la Mazda pidieron un terreno atrás de Purina en Salamanca. Tenían casi 12 horas reunidos. El Gobierno quería darles los terrenos de la fallida refinería, pero ellos no los querían. Así que el Gobierno de Guanajuato les hizo una nueva oferta: ¿les damos los terrenos de Purina y se vienen?
“Los japoneses aceptaron y ya traían firmada la carta intención, pero querían ya la firma del Gobernador”, recordó Antonio Ramírez. “A esa hora, nos fuimos a Guanajuato con el gobernador Juan Manuel Oliva para que firmara el convenio”.
Esa noche cambió la historia económica de Guanajuato. Le habían ganado la planta a Brasil y a Argentina. Con la llegada de la Mazda, después vino la Honda y luego la Toyota, y más de 100 empresas japonesas.
“Fue muy difícil traer la primera, pero con la ayuda de Oliva, lo logramos”, platicó El Profesor Miyagi, unos años después.
Con todo eso, Antonio Ramírez se ha vuelto cada vez más japonés. Ahora tiene una nuera japonesa llamada Misao, y tiene un nieto japonés llamado Naoki. Su ciudad, Salamanca, está llena de japoneses. Y es dueño de una escuela de artes marciales de Japón. Antes, Miyagi era un extraño samurai perdido en Guanajuato, enamorado de Japón. Hoy, Toño está a la moda.